Tras un año de preparativos, llega un nuevo cambio de ritmo a vuestras vidas. A partir del día después de la boda se termina una etapa de búsqueda de ideas, de elección de menús, colores y proveedores, de atención a los invitados y de consulta de dudas a vuestra wedding planner.
Esta situación puede provocar en algunos de vosotros cierta sensación de vacío, que incluso puede llevaros a preguntaros qué podéis hacer ahora que todo ha terminado.
Para ayudaros a sobrellevar esta vuelta a la rutina, en este artículo encontraréis varias tareas que podéis llevar a cabo después de daros el sí quiero y cuya realización os permitirá dar cierre, de forma más paulatina, al periodo de organización de vuestra boda.
Imagen cortesía de Toa Heftiba
1. Comprobar que todo está listo para la luna de miel
Os recomendamos empezar con esta tarea en los días previos a la boda para que quede nada sin revisar antes de partir hacia el destino de vuestra luna de miel.
El primer paso será crear una lista de cosas imprescindibles para el viaje: tarjetas de embarque, pasaportes – si viajáis fuera de la Unión Europea –, itinerario, reservas de hoteles, reserva de alquiler de vehículo – si no habéis elegido un viaje en grupo –, ropa, calzado, material de lectura, cargadores para móviles y tablets, adaptadores para enchufes, etc. Si tenéis que llevar con vosotros algún tipo de medicación, debéis llevar la receta en la que figura el nombre del medicamento; en caso de no tener una, tendréis que solicitar cita con vuestro médico para que os firme un documento que certifique que lo necesitáis.
Antes de comenzar a colocar el equipaje en las maletas, debéis comprobar que éstas tienen las dimensiones permitidas – que podréis confirmar en la web de cualquier compañía aérea – y pesarlas para confirmar que no tendréis que afrontar ninguna sanción económica.
Para evitar sorpresas, es recomendable revisar el día anterior al inicio del viaje posibles cambios en los horarios de vuelo.
Por último, pero no menos importante, debéis solicitar la tarjeta sanitaria europea o contratar un seguro de viaje internacional, dependiendo de cuál sea vuestro destino. De esta manera, si vuestra salud se resiente mientras estéis lejos de vuestro hogar, podréis ser atendidos con todas las garantías.
Imagen cortesía de Arnel Hasanovic
2. Disfrutar de un día de relax en el spa
Después de unos días viviendo en otro lugar y empapándoos de su arquitectura, cultura, gastronomía y tradiciones, llega el momento de volver a casa.
Tenéis que deshacer las maletas, empaquetar los regalos que habéis comprado para vuestros seres queridos y mentalizaros para retornar a vuestra vida normal, pero antes de hacer todo eso, os aconsejamos reservar un día para recuperaros. Os merecéis un día de relajación que os permita llegar a la oficina con energías renovadas.
Aunque vuestra luna de miel os haya permitido desconectar, viajar siempre agota, por lo que dejaros mimar en un spa será el broche perfecto para vuestra primera escapada como recién casados.
Aguas termales con chorros a diferentes alturas para aliviar la tensión, masajes con aceites aromáticos, chocolate o piedras volcánicas, reflexología podal, pedicura, manicura,… Todo lo que necesitáis para sentiros aún más guapos y descansados.
3. Evaluar el día B con vuestra wedding planner
En las semanas siguientes a la boda, habréis podido hablar sobre cómo vivisteis ese día y también muchos de vuestros invitados os habrán dado sus impresiones.
Gracias a la reunión de evaluación podréis transmitir a vuestra wedding planner qué cosas os gustaron, qué os parecieron las sorpresas preparadas – en caso de que hubiera alguna – y qué cosas se podrían haber mejorado. Por otro lado, también sabréis algunas de las cosas que pasaron y de las cuales no os enterasteis, y cómo se solucionaron los inconvenientes que surgieron en distintos momentos.
Una vez finalizada, vuestra wedding planner se encargará de trasladar vuestros comentarios a las distintas empresas que participaron en vuestro gran día.
Imagen cortesía de Foto Pettine
4. Realizar una sesión de postboda
Por lo general, se suele realizar tras regresar de la luna de miel, pero también se puede programar para más adelante, si vuestra agenda no os permite que sea antes. La fecha concreta es algo que deberéis planificar junto a vuestro fotógrafo.
La elección del escenario para las fotografías, al igual que ocurre con las sesiones de preboda, puede resultar complicada debido a la gran cantidad de opciones. Podéis elegir uno de nuestros parques nacionales, un viñedo, un bosque, una cala, una mansión canaria,… El límite lo pone vuestra imaginación.
5. Seleccionar las fotos para el álbum de bodas
En una boda se captan un mínimo de 600 – 800 imágenes. Elegir las imágenes que aparecerán en vuestro álbum puede convertirse en una ardua tarea, por lo que antes de sumergiros entre centenares de fotografías, podéis pedir una preselección a vuestro fotógrafo.
La mejor forma de agruparlas es según el timing del día, es decir, empezando por los preparativos, después la ceremonia, el cóctel, el banquete, el primer baile, la fiesta y, por último, la postboda.
Es importante que haya un equilibrio entre las imágenes de las personas que os acompañaron en tan especial ocasión y los detalles de la decoración diseñada acorde a vuestros gustos.
Imagen cortesía de FreeStocks
6. Enviar tarjetas de agradecimiento
Ya sea en forma de regalo físico, de experiencia o de ingreso bancario, todos vuestros invitados han querido felicitaros con un detalle. Se habrán tomado su tiempo en decidir qué presente era el más adecuado o el más útil para vosotros, de ahí que, en agradecimiento, podríais escribirles algunas palabras por haber pensado en vosotros y haber estado a vuestro lado en uno de los días más felices de vuestras vidas.
Para que sea una tarjeta realmente personal, podéis dedicar algún tiempo en pensar un mensaje especialmente dirigido a cada invitado – pareja o familia –.
El protocolo dicta que las tarjetas deberían enviarse en las dos semanas siguientes a la boda, pero si incluís una foto en la que salgáis junto a ellos, entenderán perfectamente la demora.
7. Decidir qué hacer con vuestros trajes de boda
Entre los recuerdos físicos que os quedarán de vuestra boda están las alianzas, las fotografías, el vídeo y vuestros trajes.
Si decidís conservarlos, antes de guardarlos, deberán pasar por una tintorería especializada para que recuperen el esplendor perdido tras las horas de celebración y la sesión de postboda. La zona en la que los guardéis debe estar protegida de la luz solar y de las altas temperaturas.
En cambio, si no queréis que ocupen sitio en vuestro hogar porque no vais a volver a usarlos, podéis venderlos en una tienda de novios/as que disponga de modelos de segunda mano.
Imagen cortesía de Anna Docking
8. Vender las cosas que nos vayáis a utilizar
En el caso de que parte de vuestra decoración no haya sido posible alquilarla, probablemente hayáis adquirido cierto número de elementos a los que no vayáis a sacar provecho, ya sea en vuestro hogar o regalando a vuestros familiares y amigos.
Para vender los objetos que de otro modo se quedarían en algún rincón cogiendo polvo podéis crear un perfil en algunas páginas web destinadas a este tipo de compras o poner anuncios en algunos grupos de novias de Facebook.
Esperamos que estos consejos os ayuden a sobrellevar el final de la etapa de preparativos de la boda. Llegados a este punto, sólo podemos felicitaros por el paso que habéis dado y desearos lo mejor en vuestro matrimonio.