Érec y Celine eran de Orleans, pero sentían que necesitaban marcharse y dar un nuevo rumbo a sus vidas.
Ella ya no tenía a sus padres consigo, él no tenía buena relación con los suyos y la mayoría de sus amigos habían emigrado a otros países por motivos profesionales. Cuando se prometieron, no tenían a nadie cerca con quien compartir esa alegría, así que decidieron que había llegado el momento de buscar un lugar hermoso en el que comenzar de cero.
Así fue como decidieron trasladarse y darse el sí quiero en las Islas Canarias.
Hay cierta nostalgia en el ambiente mientras se preparan. Celine revisa el joyero de su madre y se pone un par de sus antiguos pendientes para sentirla un poco más cerca; Érec, por su parte, piensa en que no quiere cometer los mismos errores que sus padres en su relación.
Pero cuando se ven de nuevo, ya listos para la ceremonia, todos los malos pensamientos y la melancolía se desvanecen. Sólo hay amor en sus ojos.
Una felicidad casi indescriptible les embarga. Han sido muchos cambios importantes en un corto periodo de tiempo, muchas decisiones que, aunque daban miedo, han tomado con valor y, sobre todo, con confianza. Porque saben que, si se tienen el uno al otro, todo saldrá bien.
No necesitan nada más (rien de plus).
Menos es más. Ésa fue la máxima principal que seguimos a la hora de plantear esta historia.
Rien de plus es resultado de una colaboración franco-española desarrollada en un escenario de película: la Hacienda San Sebastián, una vasta propiedad cuya construcción principal es una mansión canaria de mediados del s. XVIII, ubicada en el municipio de La Orotava, en Tenerife.
Decidimos aportar únicamente los elementos que consideramos imprescindibles para no saturar los espacios de trabajo, con el fin de presentar un elopement minimal con algunos toques de la cultura celta, como el handfasting (unión de manos que representa la unión de almas de la pareja) y la forma circular en el suelo de la ceremonia, símbolo que hace referencia a la eternidad.
Los modelos, Javier Kulier y Fátima Díaz, son una pareja real. Fue uno de los requisitos de la fotógrafa Anaïs Josien para trabajar en el proyecto. Además de conseguir que fuera estéticamente atractivo, quería que su trabajo reflejara emociones reales. La forma en que se miran y el amor que se tienen Fátima y Javier es maravilloso y eso se aprecia en el resultado final.
Con la paleta de colores elegida por Ana Cruz (Deko), pretendíamos evocar el romanticismo de la época victoriana.
El color burdeos aporta intensidad y elegancia, especialmente junto a elementos dorado, mientras que el rosa empolvado y el blanco roto crean un efecto más delicado; estos tonos, combinados con los verdes apagados de la vegetación, trasmiten una sensación muy natural y relajada. Las butacas añil junto a la mesa resaltan junto a la madera oscura de una forma vibrante e iluminan la posición. Los colores secundarios como el melocotón o el blanco puro sirven para hacer de puente entre los matices más oscuros y los más claros y así dar armonía al conjunto.
Localización: Hacienda San Sebastián
Fotografía: Anaïs Josien
Dcoración floral: Las Libélulas Flowershop
Diseño: Deko et Gabrielle Konali
Modelos: Javier Kulier et Fátima Díaz
Vestuario: Rosa Clará y Protocolo Novios por Geyma Alta Costura
Peluquería: Hecttor Rodríguez
Maquillaje: Laura Pinto
Alianzas: Alianzas Pedroro
Coordinación: Gabrielle Konali